- Publisher: Sigilo, 2019
Ámsterdam, finales de 2011. Las secuelas del colapso económico de 2008 campan por España. Los jóvenes han sido despojados de la vieja idea de futuro y están sumidos en nuevas formas de precariedad. Muchos se largan a otros países en busca de los sueños prometidos por el ideal europeo. Entre ellos, un traductor almeriense a punto de cumplir los 30. Sentado en el salón de su casa alquilada en el centro de Ámsterdam, sigue por la tele el funeral de un dictador norcoreano y encadena un capítulo tras otro de Los Soprano. Lleva varios años vagando por distintos países europeos, sacándose másters y formando parte del eterno lumpen-profesorado; ha llegado a Holanda a dar clases de español en un instituto local. Gana poco, apenas habla neerlandés y está sobrecualificado. Vive retraído, se aferra a su trabajo, da paseos por la ciudad. No es capaz de imaginar ningún futuro y ha perdido la noción de pertenencia, de intimidad, de lo que podría significar un hogar. Sin embargo, un día recibirá una visita inesperada que desencadenará un cambio crucial en su vida. La enigmática figura de Tajana –hija de refugiados croatas que habían huido de las guerras balcánicas para instalarse en Ámsterdam– significará para él una nueva contraseña sentimental. Y, asimismo, personificará el fantasma de la pesadilla étnica de las Guerras Yugoslavas, ese turbador emblema de los conflictos que amenazan continuamente el proyecto europeo. Con una prosa envolvente y prodigiosa a la hora de detectar las más sutiles tensiones de la nueva vida social en España y el resto del continente, Europa Automatiek elabora un lúcido análisis del sentido que la intimidad puede encerrar en nuestros días. Pero, también, de las alteraciones producidas en las esferas de lo público y lo privado. Siempre a caballo entre la ficción y el ensayo personal, Crusat ilumina zonas insólitas del pensamiento europeo para construir una novela de aventuras íntimas que, al mismo tiempo, hace temblar la idea que nos hemos hecho de Europa y de nuestra vida en ella.
«Un día, soñé que Cristian Crusat era un cosmopolita del espíritu y que como ensayista mostraba un incansable afán por el descubrimiento de territorios literarios inéditos. Pero es que además, soñé que Crusat, más allá de sus admirados Schwob y Bolaño, había escrito bellas y arriesgadas narraciones, donde sueño y vida se fundían con fuerza.» (Enrique Vila-Matas)
«Uno de los autores con voz propia más interesantes en lo que llevamos de siglo. Nos encontramos ante una novela generacional.» (Revista Quimera)
«Esta toma de conciencia […], que no consiste sino en recrear lo vivido, acaba creando, en este caso, un discurso generacional tejido con vivencias, conjeturas y digresiones, y pulido con recursos de quien maneja con sagacidad y lucidez su propia historia y la experiencia de la literatura. […] Es un escrito “bello y arriesgado” (en palabras de Vila-Matas) que se saborea por sus disquisiciones y los puntos suspensivos que colocan al lector frente a los múltiples y plurales puntos de vista que suscita. En eso consiste este libro, mientras recorremos el viaje del protagonista de un lado al otro de sí mismo.» Pilar Castro, El Cultural
«Novela sobre el mundo contemporáneo que, a partir de una historia de soledad e incomunicación en el Amsterdam de 2011, compone una compleja visión sobre la condición europea, la pervivencia de la moral protestante en el capitalismo y su impregnación en todos los objetos y personas que se definen en contraposición a los otros, ya sean mediterráneos, balcánicos o decididamente no europeos. El libro no renuncia a su condición de reflexión e incluso incluye fragmentos de ensayos que lo iluminan o lo vuelven más complejo. Una maravilla.» Fernando Jiménez, Goodreads.com
«Entonces, entre la ficción y el ensayo personal –capítulos íntegramente diseñados a partir de citas, el summum de Walter Benjamin–, entre alusiones a Mark Fisher –“La sociedad asistía a la desaparición fulminante del futuro, a sus precipitadas exequias” –, y Peter Sloterdjik –“Nuestra auténtica desdicha contemporánea es encontrarnos irremediablemente incapacitados para la tragedia y, sin embargo, desarrollarnos como individuos sin compañía”–, Europa Automatiek revisita conceptos como pertenencia, vida privada, exilio, desplazamiento y todo aquello que podría representar un hogar. A veces con disquisiciones atrapantes.» Gustavo Álvarez Núñez, Revista La Agenda (Argentina)
«“Aún tenía que adaptar mis ojos a esa ciudad que parecía una vitrina cuyos cristales estaban tan lustrosos que uno tropezaba a cada paso con las apariencias”, escribe Crusat, con la perspectiva de un ensayista, capaz de asociar la fuerte presencia de los automatiek o máquinas expendedoras en Holanda con una escritura autoficcional que recurre a miniaturas, fragmentos de citas y con el juego de sombras que se genera entre lo que se exhibe, lo que se resguarda y lo que se desea para armar o desarmar un mundo.» Mariano Vespa, La Nación (Argentina)
«Sumamente interesante. […] Todo se entrelaza en este libro, que me pareció espectacular.» Roxana Bavaro, Radio Club Octubre (Argentina)
«Con ecos de la narrativa metaliteraria de Vila-Matas, con un firme y generoso eco de humanidad, Cristian Crusat nos cuenta, enmarcada en las consecuencias de una gran catástrofe colectiva, una pequeña historia que solo podía ocurrir en un mundo que, para bien y para mal, se ha vuelto global, un mundo que es el nuestro.» José Martínez Ros, Mondosonoro (España)
«Igualmente tiene algo de ensayo Europa Automatiek de Cristian Crusat y su relato por un presente sin futuro, nada imaginario, por el que lector viaja -siempre en sus libros lo hace- a través de una Europa escindida en sus contradicciones y los viejos puentes entre las generaciones de las guerras y las que buscan salir a flote entre el mestizaje del amor, lo poético como salvoconducto.» Guillermo Busutil, La Opinión de Málaga (España)
«A medio camino entre la ficción y el ensayo personal, Crusat nos ofrece una historia algo árida pero plena de sentimientos contenidos, un poco gris aunque rica de crisis intimistas. Una novela de ritmo lento en la que a medida que se avanza pareciera que no pasara gran cosa ─pocos hechos se acumulan─, pero que deja pensando al lector; a veces, el autor lo hace trastabillar con las riquísimas reflexiones que, como dardos, lanza una tras otra en medio de la aparente quietud, y genera una sensación parecida a las ondas concéntricas que se van alejando del lugar preciso donde cayó una piedra arrojada al medio de las aguas calmas de un lago.» José Salem, El Diletante (Argentina)
«[…] ahí está la gracia y toda la potencia y efectividad narrativa de esta bella y singular novela de Crusat, bella porque se teje desde el silencio, los ángulos muertos, los puntos ciegos, la zozobra de un mundo que llega asordinado, plasmado en una tele, el estar en el mundo de esta particular pareja de tórtolos es el de dos aves de paso más que harán su nido en Amsterdam.» Francisco H. González, Devaneos (España)